Jason Decaires Taylor sumerge bosque escultórico en Ayia Napa, Chipre

Después de decorar los mares de Francia, Australia y las Maldivas con sus esculturas sumergidas, el artista británico Jason Decaires Taylor ha revelado un nuevo museo submarino, esta vez en Ayia Napa, Chipre. ‘MUSAN’ es un bosque submarino, el primero en su tipo que toma forma como una instalación de más de 93 piezas en formas híbridas, de árboles y humanos. Las intrincadas obras de arte se construyeron para servir como complejas estructuras artificiales que invitan a la vida marina local a habitarlas.

imágenes cortesía jason decaires taylor

Las esculturas de Jason Decaires Taylor se inspiran en la interacción entre el hombre y la naturaleza, muchas de ellas adoptan una apariencia híbrida árbol-humano, que recuerda a las criaturas mitológicas griegas. Entre los numerosos árboles, el artista también ha colocado niños jugando, para expresar la necesidad de volver a conectar con el mundo natural, para descubrir y explorar su belleza. Mientras juegan al escondite en el bosque, estos niños del bosque sostienen cámaras en sus manos y dirigen sus lentes a esculturas de adultos, que representan a la raza humana. “Esperan un futuro en el que regrese el misterio y la magia de la naturaleza”, expresa el artista.

Siendo un famoso ambientalista, Jason Decaires Taylor ha realizado las obras a partir de materiales de pH neutro y elementos marinos como piedras, rocas y conchas, con el fin de generar un ambiente amigable que invite a las especies marinas a explorar. Las piezas se han colocado a varias profundidades, desde el fondo del mar hasta la superficie para atraer a una variedad de criaturas. El impresionante bosque submarino seguirá expandiéndose en el futuro y se espera que enriquezca la biodiversidad del área. La instalación situada a tan solo 200 metros de la costa de Pernera Beach, de aguas cristalinas, es accesible a buceadores, apneístas y snorkelers.

Como todas las obras de Decaires Taylor, el bosque submarino forma parte de un movimiento de arte ecológico, en el que las esculturas interactúan con su entorno y evolucionan de formas inesperadas. De esta manera, no existe un producto final, sino un paisaje marino dinámico que se desarrolla y cambia constantemente con el paso del tiempo. Eventualmente, los árboles esculpidos y los niños que los rodean serán consumidos por la vida marina, brindando refugio a una variedad de criaturas, al tiempo que hacen un llamado a los humanos, quienes deberían hacer un esfuerzo para revivir su conexión con el mundo natural.