hipnotizante animación 3D ilustra estados de desrealización

PanoplY anima los fenómenos de desrealización

El estudio creativo Panoply nos lleva a una narrativa en espiral que retrocede hacia diferentes estados de desrealización. Este hipnótico cortometraje se muestra como una representación visual de los síntomas que pueden derivar de dicho trastorno mental. El resultado es, en suma, una animación en 3D que confirma que incluso los entornos familiares y amigables pueden convertirse en espacios extraños durante un episodio de desrealización.

Quien padece este trastorno, puede experimentar un mundo borroso con dimensiones irreales: espacios distorsionados, artificiales o incluso sin color. Durante el video, el espectador entra a un mundo caótico en constante cambio, al mismo tiempo que cae hacia atrás desde diferentes escenarios o accede a otros nuevos. En primera instancia, todos los escenarios están representados en un movimiento en espiral, una deriva constante que agota el cuerpo y la mente.imágenes de Panoply

flotando a través del tiempo y el espacio

Panoply ideó este proyecto tras el aislamiento que ha provocado la pandemia del COVID-19. «El ciclo constante de noticias negativas y las estrictas medidas de distanciamiento social se combinaron para crear un malestar masivo disociativo. Esto, a su vez, hizo que muchos se sintieran desconectados de su vida cotidiana y de las personas que los rodeaban, incluidos los miembros de nuestro propio equipo aquí en Panoply», explicaron.

Por otro lado, el equipo declaró que los síntomas de este trastorno mental pueden variar entre los individuos, en función de la percepción de su espacio circundante. La desrealización a menudo hace que quienes la padecen describan el espacio en el que se encuentran como irreal, distante y deformado, o falsificado. Según el equipo, la desrealización puede afectar a todos al menos una vez en la vida, y un bajo porcentaje de la población posiblemente experimente síntomas en un nivel más grave y sostenido.

A todo esto, Panoply buscó animar la sensación alucinante a través de herramientas digitales, incluidos efectos de audio y sonido tensos. El resultado es un breve viaje que sumerge al espectador en un episodio de desrealización, y lo hace experimentar sentimientos de desapego y desconexión con el entorno y las personas que lo rodean. El escenario va cambiando de un pasillo de escuela a una estación de metro donde los instrumentos reemplazan la presencia de la gente.

Luego, al pasar a un ambiente de oficina, la mente experimenta una situación caótica pixelada. Pasando por un escenario natural animado, continúa hacia la casa, donde los muebles y el techo flotan y se destruyen, demostrando que incluso en casa, la víctima no se siente segura. La animación termina con una escena en un restaurante, donde el escenario comienza a derrumbarse.