entrevista: agnieszka pilat habla sobre su colaboración creativa con robots

agnieszka pilat forma a la próxima generación de artistas

La autoproclamada evangelista de las máquinas Agnieszka Pilat ha asumido la tarea de formar a la próxima generación de creadores de la era digital. Ampliando su fascinación creativa por los robots y la tecnología, la artista polaca da un paso atrás y pasa sus pinceles a sus aprendices robóticos, Spot y Digit, para su última exposición ROBOTa. Juntos, la aventura del trío comienza a definir una intersección futurista pero alegremente primitiva entre la evolución tecnológica y la tradición artística.

Tras una residencia de un año en Boston Dynamics, Pilat presenta una serie experimental de 11 pinturas acrílicas que se expondrán en la Modernism Gallery de San Francisco hasta el 21 de diciembre de 2022. Los vibrantes lienzos, marcados por los primitivos gestos angulares de los robots, evocan un expresionismo abstracto y neo expresionista de Cy Twombly y Jean-Michel Basquiat, expresando una simplicidad acotada de audaz juventud. Sin embargo, más allá de la superficie, están cargados de nociones matizadas sobre la historia, la agencia y el poder emergente de la inteligencia artificial— que cuestionan las concepciones convencionales de la creatividad y las limitaciones de la maquinaria.

Profundizando en los procesos y tecnologías que hay detrás de esta colaboración entre (wo)man y máquina, designboom habló con Agnieszka Pilat, descubriendo sus ideas sobre el paradójico poder de la robótica. ‘Se trata de humanizar la tecnología con creatividad’, comparte.

Agnieszka Pilat y su robot aprendiz, Spot | imagen de Aaron Richter

‘ROBOTa’: una colaboración entre el hombre y la máquina

Formada originalmente como retratista, la obra de Agnieszka Pilat ha evolucionado con el tiempo para explorar su larga fascinación por la robótica y la tecnología. Ahora, dejando de ser meras musas y modelos, las máquinas asumen el papel de sus colaboradores, creando obras de arte propias. ‘Hace poco, llegué a Boston Dynamics con la intención de pintar un retrato de su robot Spot’, cuenta Pilat a designboom. ‘Entonces, los ingenieros me dijeron que, en lugar de eso, quizá debería utilizar el robot para pintar. Cuando empecé, el brazo aún estaba en fase de desarrollo, e insistieron en que jugara con él, y de ahí surgió toda la obra de ROBOTa’.

Junto a sus aprendices adoptivos — el perro Spot y el humano Digit de Agility Robotics –, la artista explora la evolución de las máquinas a medida que crecen y aprenden de sus homólogos humanos. Popularmente admirados principalmente por su destreza mecánica, es más probable encontrar a los caballos de batalla impulsados por IA trabajando en minas de carbón o centrales nucleares, pero bajo la dirección de Pilat, ahora son capaces de dar rienda suelta a su potencial creativo latente.

Impulsada por el espíritu de curiosidad colaborativa de las empresas de robótica, en consonancia con sus innovaciones tecnológicas, Pilat explica cómo ROBOTa se centra menos en la forma final de las obras de arte y más en los procesos innovadores subyacentes y sus implicaciones. Por último, la exposición cuestiona lo que la colaboración entre el hombre y la máquina contempla para el futuro del diseño, la tecnología y la expresión creativa.

B70 portrait | imagen © Agnieszka Pilat

abriendo el camino para intersecciones entre el diseño y la tecnología

Agnieszka Pilat comienza su aventura de entrenar a los robots como artistas en ciernes impartiéndoles su creatividad e integrando a sus sistemas diversas tecnologías. Diferentes implementaciones de inteligencia artificial, realidad aumentada, reconocimiento de objetos/imágenes y aprendizaje atlético, incrustan en Spot y Digit sus propias personalidades artísticas distintivas.

En años humanos, Spot y Digit son esencialmente niños pequeños, como dice Pilat. La forma en que interactúan con su entorno y sus capacidades artísticas son sólo limitadas, y dependen tanto de su guía creativa como de la optimización de las tecnologías que traen integradas. ‘Tanto Digit como Spot son extensiones imperfectas de mis brazos. Cuando trasladan mis ideas estéticas al lienzo, esas ideas se traducen al lenguaje físico de las máquinas’.

Sus obras de arte, como resultado, ‘representan naturalmente una verdadera falta de habilidad’, una entusiasta traducción visual de su inocencia juvenil. Sobre fondos bañados en vibrantes colores primarios y gruesas pinceladas abstractas, las primitivas marcas de los robots emergen como ‘figuras de palo tontas y simplistas, con antenas y círculos encima… Hay mucho entusiasmo y emoción en ese trabajo’.

crayón de óleo controlado por el brazo de Spot | imagen © Agnieszka Pilat

Al explicar su proceso, Pilat señala: ‘Hay cinco formas en las que trabajé con los robots. Con Digit, todo lo que se ve en el lienzo, lo preprogramé. Le digo al robot adónde debe ir, cómo debe mover el brazo, cuánto tiempo debe permanecer en un punto, a qué velocidad debe moverse, etc.’. Con movimientos calculados, Digit maneja los pinceles con una angulosidad constreñida pero enérgica.

Spot, por su parte, que realizó la mayor parte de las obras de la exposición, trasladó al lienzo las ideas estéticas de Pilat de diversas formas experimentales y expresivas. Las líneas de Spot son creadas por un brazo que maneja un pincel y un crayón de óleo, controlado manualmente por Pilat a través de un iPad o un dispositivo de control. Aún en sus primeras fases de desarrollo, el brazo se limita a realizar pequeños movimientos controlados, que incluyen líneas rectas y sencillos gestos redondos con cualidades caligráficas evocadoras de Cy Twombly. Pilat cree que su sencillez – que puede considerarse una limitación – en realidad realza su obra con un nivel de abstracción inocente que, en su opinión, le faltaba en cierto modo a su propio trabajo.

Junto con los ingenieros de Boston Dynamics, Pilat también incorporó la realidad aumentada y programó un Oculus en Spot. ‘Cuando yo movía el brazo, el brazo de Spot se movía conmigo. Era la extensión más orgánica e imperfecta de mi propio yo’, comparte. ‘Otra forma de trabajar con el robot es que puedo cargar una imagen como PDF, y el robot averiguará en el mundo real cómo traducirla. Y la última es la pintura en vivo, en la que pinto en la consola y el robot simplemente repite los movimientos que hago’.

ROBOTa expuesto en la Galería del Modernismo | imagen © Agnieszka Pilat

una expresión visual infantil de robótica avanzada

Agnieszka Pilat señala que las partes más importantes de la obra son los errores que cometen los robots, en los que parece que tienen un sentido de la agencia propia: ‘A veces, el robot hace cosas impredecibles. Ese es el momento que yo llamo ‘fantasma en la máquina’ y es una sensación emocionante y espontánea de que hay otra mente que entra y estropea tu plan’. La artista considera que las imperfecciones y la infantil falta de habilidad de Spot y Digit son una ventaja y no una limitación. Es esta espontaneidad la que hace que las obras de ROBOTa sean tan únicas, realzando el trabajo de Pilat con una dimensión que quizá no hubiera podido alcanzar por sí misma y apartándose de las agotadas gesticulaciones expresionistas abstractas de los artistas humanos. ‘Creo que mi creatividad se ve potenciada por el robot, porque las limitaciones me obligan a pensar más allá de cosas como imitar a la naturaleza’, explica.

Significativamente, esta inesperada aportación creativa de las máquinas es lo que las establece como sus colaboradoras creativas, en lugar de meras herramientas de diseño para el diseño; en la exposición, Pilat concede a sus aprendices los derechos de autoría, acreditando a Spot y Pilat por sus respectivas pinturas en los paneles informativos que las acompañan.

Reflexionando sobre las implicaciones de esta optimista fusión de diseño y tecnología de ROBOTa, la artista comenta: ‘En ese sentido, toda la obra de ROBOTa es una gran paradoja, en el sentido de que cabría esperar que el trabajo de una máquina se produjera de forma muy mecánica. Esto resultaría muy repetitivo, poco original y producido en serie. Pero de la forma en que utilizo los robots, cada obra es diferente y original. No hay dos líneas iguales’.

Esta paradoja plantea además una observación sobre las recientes conversaciones en torno a la creciente fusión del diseño y la inteligencia artificial. Mientras que algunos se muestran optimistas ante esta evolución innovadora y futurista, otros siguen mostrándose escépticos ante la deshumanización del arte. Sin embargo, el ROBOTa de Pilat revela irónicamente que estas máquinas son meros ‘niños’ que hacen un arte simplista, no amenazador y lleno de alegres errores. ‘A través de sus errores, los robots prometen hacer que el arte vuelva a ser interesante: interesante para las personas y quizá algún día para sus máquinas compañeras’, concluye.