taller de casquería convierte un espacio industrial en madrid

esta intervención de taller de casquería forma parte de una serie en curso del estudio español para proteger y reactivar el patrimonio industrial de madrid. el proyecto de pilarica 81, consiste en la conversión de un espacio existente de uso industrial ubicado en la ciudad en una casa-taller para un artista, cambiando la función del edificio mientras que preserva cuidadosamente el carácter de la arquitectura original.

todas las imágenes © maria eugenia serrano díez

debido a diversas razones, como el ruido y la contaminación, gran parte de la actividad industrial de madrid se ha trasladado fuera del centro de la ciudad en los últimos treinta años. como resultado, los edificios industriales urbanos han quedado algo obsoletos. para llenar estos espacios vacíos, la normativa urbanística local permite el cambio de uso de industrial a residencial, siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos, entre los que se incluyen unas condiciones mínimas de iluminación, ventilación y accesibilidad. con estas conversiones, que a menudo triplican o cuadruplican el valor de la propiedad original, no es de extrañar que esta tipología industrial esté en vías de desaparecer.

la propuesta de taller de casquería para pilarica 81 trata de preservar la estructura original del edificio industrial en un programa que es a la vez público y privado, productivo y residencial. el primer paso del arquitecto fue eliminar las diversas modificaciones que se habían realizado a lo largo de los años, así como el acondicionamiento climático del espacio para favorecer los usos propuestos.

la siguiente parte del diseño fue desarrollar dos módulos funcionales para permitir el uso de las diferentes áreas del espacio. en el nivel inferior, se inserta un ‘túnel de lavado y secado’ en relación con la producción artística que tiene lugar en este piso, así como un pequeño baño situado a un costado. en la planta superior, se diseña un módulo funcional que concentra las necesidades y deseos de los residentes, delimitando diferentes áreas y haciendo que el espacio sea habitable.

los acabados de la planta baja son crudos y neutros, destinados a permitir, sin condicionar, la actividad artística que se pretende para el espacio. por otro lado, la planta superior busca permitir un uso doméstico y más personal, creando un contraste entre texturas lisas y rugosas, suaves y duras. la introducción de estos usos pretende emular la inserción de la maquinaria industrial que anteriormente ocupaba el espacio. al igual que un tanque de pasteurización de quesos o una cabina de pintura de automóviles, estas piezas ocupan el local de forma temporal sin marcar permanentemente el espacio y permitiendo, por tanto, que el espacio sea reprogramado en un futuro por un inquilino potencial.