Observatorio de La Cabina de la Curiosidad vincula las montañas de Quito

Con un nuevo observatorio, el estudio ecuatoriano La Cabina de la Curiosidad presenta un enfoque de diseño para la renovación de un techo en Quito. El equipo, dirigido por Daniel Moreno Flores y Marie Combette, comenzó el proyecto en un esfuerzo por reparar la estructura gravemente deteriorada y peligrosa. Al hacerlo, la casa estableció una nueva relación con su contexto y la introducción de un observatorio en el techo. El equipo desarrolló el espacio para adaptarlo al estilo de vida del cliente, una artista con una profunda conexión con el entorno natural.

Imágenes © Andrés Villota Pelusa

Con la renovación de su techo y su observatorio, La Cabina de la Curiosidad rinde homenaje al hermoso paisaje que la rodea. La ciudad de Quito está enclavada en un vasto paisaje montañoso, las Pichinchas, y continúa con las laderas de los Andes. Aunque la ciudad ha crecido con un ritmo constante y rápido, el equipo de diseño observa que la población ha empezado a olvidar poco a poco su especial situación geográfica. En estas circunstancias, las estructuras típicas de la ciudad no tienen vínculos directos con las montañas y los volcanes.

Con su intervención del observatorio en el techo, La Cabina de la Curiosidad introduce cuatro conexiones geográficas. La primera es un periscopio de la entrada de la casa hasta el nivel superior. Sólo con mirar hacia arriba, uno enfoca la montaña del Cóndor Huachana, atrayéndola hacia el interior de la casa como parte de la vida cotidiana. Aprovechando el techo modificado, el interior obtiene un espacio renovado de doble altura realizado con madera contrachapada. Mientras tanto, un espacio de almacenamiento que ha tenido una conexión directa con el techo se transforma en un «nido de contención» con una incisión que genera un vínculo con la montaña. Por último, hacia la azotea se diseñan espacios de ocio que conectan al usuario con el entorno y sus diferentes montañas. Aquí se pueden registrar todos los atardeceres y amaneceres.

El equipo de diseño comenta sobre el estilo de vida del cliente, el cual ha inspirado su observatorio en el techo: «Pilar, el cliente, siempre ha dibujado una de las Pichinchas, el Cóndor Huachana, siempre en la misma posición, centrándose y valorando esta montaña. Con una técnica de lápiz de color, ha plasmado una colección de montañas realizadas en diferentes momentos, marcando los cambios de luz y las diferentes temporalidades. Entendiendo ésto, la arquitectura propuesta es la intensificación de la montaña del Cóndor Huachana, la relación de la casa con la cordillera oriental, las Pichinchas y el nevado Cotopaxi».