La instalación eco-sistema hace eco del paisaje en un bosque argentino

‘Eco-sistema’ es una instalación temporal diseñada por los jóvenes arquitectos Ramiro Carro y Lucas Yael Ibarra, realizada como un proyecto satélite para el Festival Internacional de Arquitectura, Diseño y Arte, Hello Wood Argentina 2020. Con la ayuda de voluntarios, la estructura se construyó en un sitio rural a las afueras del pueblo de Ceibas en la provincia de Entre Ríos en Argentina. Como una red de formas triangulares de madera, el diseño tiene la intención de reflejar el paisaje circundante, al tiempo que descubre un nuevo espacio público a medida que la estructura se superpone con el bosque existente.

imágenes cortesía de ramiro carro

El proyecto gira en torno a un cuestionamiento planteado por los arquitectos Ramiro Carro y Lucas Yael Ibarra, quienes buscaban generar un sitio para sentarse y ‘sentir’ el bosque circundante. La respuesta se planteó como un marco de madera simple con la forma de un árbol abstracto. Estos marcos posibilitan una pequeña zona de asientos a 305 cm del suelo, definida por dos lados opuestos y contenida por inserciones de material translúcido.

Luego de diseñar uno de los módulos, los multiplicaron para definir la retícula. Una vez en el sitio, y después de elegir el bosque con el que querían interactuar, la posición exacta de los árboles definía la estructura temporal, resultando en la superposición de ambos sistemas, el natural y el ideado.

El siguiente paso fue rotar algunos de los elementos para permitir diferentes experiencias de conexión con el entorno natural. Durante su construcción, la flexibilidad del sistema permitió adaptarlo o modificarlo fácilmente. Una vez que cada uno de los módulos estuvo ensamblado, se probaron distintas ubicaciones y posiciones. Dos bosques de mundos diferentes, el físico y el de las ideas, ahora envejecen juntos.

En general, el proyecto tiene como objetivo ofrecer una «experiencia cíclica» en la que «el bosque vuelve a ser un bosque, pero con una nueva apariencia y carácter». Los árboles invertidos con raíces hechas de estrellas determinan un espacio de descanso que sirve de soporte para el diálogo: con nosotros mismos, con el lugar, con los demás, con todos. Diseñado como el «eco de una comunidad que crece», proporciona un lugar tranquilo para la superposición de ideas, experiencias y emociones.