garmendia cordero arquitectos convierte una iglesia abandonada en una casa

La relación entre el arquitecto y el cliente puede ser una experiencia tensa, pero cuando las dos partes se unen y trabajan en armonía, puede conducir a hermosos edificios y un usuario final muy feliz. Demostrando este perfecto equilibrio están Garmendia Cordero arquitectos y el cliente, Tas Careaga. Juntos, han transformado una pequeña iglesia abandonada en Sopuerta, al norte de España, en una vivienda a la medida que es muy acertadamente llamada “la iglesia de tas”.

imágenes de Nerea Moreno (a menos que se indique lo contrario)

Garmendia Cordero arquitectos atribuye tres conceptos principales al proceso de renovación: la historia, el cliente y el proyecto entendido como un prólogo. La iglesia ocupa una posición privilegiada dentro de un sitio rodeado de montañas y abundante vegetación. El edificio religioso se remonta a la segunda mitad del siglo XVI, pero a finales del siglo XVIII, fue remodelado y aumentado en altura. También se añadieron un campanario y un abrevadero.

Cuando el arquitecto y Tas Careaga se acercaron al proyecto, la iglesia estaba en extrema necesidad de reparación debido a un techo derrumbado y a la “preocupante” inestabilidad estructural. En lugar de perder el carácter original de la arquitectura, resolvieron la renovación de la manera más sensible posible, interviniendo solo cuando fuera absolutamente necesario.

La residencia final cubre las paredes de piedra originales con inserciones contemporáneas. En la entrada, una puerta de metal afirma el contraste entre lo antiguo y lo nuevo, mientras que en el interior, su nueva estructura de madera y la abundante cantidad de obras de arte personales, brindan nueva vida en la iglesia del siglo XVI. El espacio principal, de triple altura, es ahora el hogar de una cocina abierta, una sala de estar y comedor, que se abre hacia una generosa terraza. Un dormitorio principal se encuentra en el primer tapanco, y por encima del cual se sitúa un espacio de oficina. Luego, en la torre de la iglesia hay una pequeña habitación de invitados.

La colaboración con el cliente resultó definitiva para el diseño final, tanto que Garmendia Cordero arquitectos describe el proyecto como diseñado por “dos manos”. Careaga se convirtió en el generador del proyecto, visualizando, diseñando, dibujando, e incluso sumándose a algunas partes de la construcción.

La idea final detrás de la iglesia de tas es que no está terminada con el arquitecto; continuará creciendo y evolucionando a medida que Careaga la habita. Sin olvidar su uso pasado y sin eliminar las huellas originales del edificio de 400 años de antigüedad, Careaga dejará su propia marca en esta nueva casa.