el tejado de este comedor está perforado para mantener árboles existentes

un comedor semi abierto que reúne al equipo de trabajo

URLO Studio y los arquitectos Juan Ruiz y Amelia Tapia construyen un ‘Comedor en el huerto’, un espacio semi abierto que invita al equipo de trabajo a interactuar y descansar. Diseñado por una consultora medioambiental en Quito, Ecuador, la solicitud principal era mantener la vegetación existente –que había plantado el cliente– en el jardín trasero de las oficinas, donde se ubicaría el proyecto.

Para cubrir las necesidades del cliente, los arquitectos propusieron la construcción de un tejado inclinado y voladizo, perforado por aberturas semicirculares. La ausencia de muros genera la sensación de estar afuera. También permite que el comedor se mimetice armónicamente en el jardín, difuminando los bordes entre la estructura y la naturaleza.

vista nocturna del comedor

todas las imágenes cortesía de Diego Puente

árboles existentes penetran el tejado a través de las aberturas

El programa original requería espacios de almacenamiento, una barra de preparación de comida y un área de parrilla, así como un espacio flexible que pudiera servir para otros usos, como talleres de entrenamiento, eventos corporativos y sesiones de integración de equipo. A lo largo del eje principal de la estructura y del muro perimetral de la propiedad, se ubican todos los espacios necesarios de trabajo y almacenamiento. De esta manera, el espacio central y el perímetro quedaron completamente liberados, favoreciendo la fluidez en el espacio y la flexibilidad de su uso. Para poder incorporar a los árboles en el proyecto, el estudio propuso cuatro aberturas semicirculares a lo largo del tejado voladizo, permitiendo que las ramas de los árboles lo penetraran con vistas del cielo.

En la porción central del tejado, los arquitectos introdujeron dos tragaluces circulares de distintos tamaños que permiten entrar a la luz natural a través de un filtro metálico que estimula las sombras de las hojas de los árboles. El techo, compuesto solamente de una hoja de acero y cubierto con paneles de madera en la parte inferior, descansa sobre una estructura de cuatro columnas de acero elevados en puntos de apoyo de concreto. La línea de columnas soporta el techo a través de tensores que adhieren la parte superior de los pilares para generar mayor permeabilidad en el suelo.

protege a los usuarios del sol y la lluvia ecuatorial

un espacio simple, funcional, y coherente

De cada columna emergen vigas, que además de su función estructural, sirven para modular el espacio. Son complementadas por una falsa viga entre cada dos vigas estructurales, que albergan las instalaciones eléctricas y soportan las lámparas. Para crear un espacio simple, funcional y coherente con el medio ambiente, los arquitectos decidieron trabajar principalmente con dos materiales: ladrillo y madera.

El ladrillo permite la construcción de parámetros verticales y horizontales a través del uso de una sola pieza, y su color rojizo combina bien con el café de la tierra. Además, el mobiliario y el techo están cubiertos de madera aglomerada con acabado de olmo, lo que brinda calidez a la sala de descanso. Finalmente, utilizaron pintura blanca para el metal estructural, y un mostrador que acentúa los materiales previos y genera un patrón espacial que ayuda al usuario a tener una percepción más simple del espacio.

entrada principal al comedor