la casa B de alfredo vanotti abraza un patio abierto con vistas a los viñedos de sassella

casa b por Alfredo Vanotti

En los pintorescos viñedos de Sassella, en Valtellina, Italia, Alfredo Vanotti ha terminado recientemente la Casa B, creando un diálogo armonioso entre la arquitectura y su entorno. La vivienda se funde a la perfección con su entorno natural, incorporando elementos como el terreno de granito, las hileras de viñedos y el pueblo de Castione en una estructura cohesionada en una pendiente pronunciada. El énfasis en la materialidad queda demostrado en la disposición ordenada de los listones de pino alerce que definen las fachadas y el patio. El diseño busca una interacción rítmica entre solidez y apertura, transparencia y reflectividad, fomentando la conexión entre los espacios interiores y exteriores.

Estratégicamente situada para fundirse con el paisaje, la villa integra elementos visuales de campanarios y antiguos refugios de montaña en su paisaje de fondo. La distribución arquitectónica de la casa se despliega en tres secciones distintas, con un cuadrado designado para la zona de estar y un rectángulo cortado en diagonal para la entrada y el garaje, creando un profundo patio abierto. Esta orientación se alinea con la piscina orientada al sur, maximizando las vistas panorámicas.

todas las imágenes por Marcello Mariana

navegando entre tradición y modernidad

El compromiso de Vanotti con el buen diseño se hace evidente en los volúmenes ordenados, desafiando el funcionalismo ortodoxo del siglo XX. La Casa B se inspira en el legado arquitectónico de la región, incorporando elementos propios de los pueblos rurales, como patios abiertos, muros perimetrales y viviendas construidas con duelas continuas. Aunque la arquitectura de Vanotti refleja una influencia vernácula, va más allá del mero revivalismo. Arraigado en una tradición de artesanía fina, su lenguaje de diseño disuelve la noción modernista de ‘menos es más’ en una obra intrincada que resuena con elementos tanto locales como internacionales. Las composiciones de la obra de Vanotti revelan una identidad distintiva que va más allá de los confines de la arquitectura alpina. Al mismo tiempo, la influencia de Mies Van der Rohe es palpable, especialmente en el tratamiento de las líneas de los aleros. Aunque la Casa B no se adhiere estrictamente a este tratamiento, sí existe un sutil guiño al maestro minimalista alemán. El equipo de diseño hace hincapié en que la casa interioriza los choques externos de formas, lo que da lugar a elementos escultóricos como el patio abierto y el pasillo. Estos elementos contribuyen a crear perspectivas dinámicas y enriquecen las experiencias espaciales dentro de la casa.

un patrón rítmico de listones de pino alerce marca las fachadas y el patio abierto

La casa B no es sólo una vivienda, sino un espacio holístico para la vida, la contemplación y el bienestar. Aquí se integran las funciones comunes con una profunda conexión con el paisaje y la esencia natural del lugar. Navegando por el equilibrio entre tradición y modernidad, la residencia se convierte en una experiencia inmersiva, reconociendo la perdurable colaboración entre la intervención humana y las fuerzas que dan forma a los viñedos réticos. El equipo emplea elementos arquitectónicos como el patio abierto y el pasillo para absorber las tensiones externas y mejorar la experiencia espacial interna. El paisaje, según los arquitectos, no es sólo un telón de fondo, sino una parte vital de la narrativa arquitectónica. Este refleja la larga asociación entre la artesanía humana, vista en la construcción de terrazas de viñedos, y las fuerzas geológicas, incluidos los efectos erosivos de las glaciaciones. Casa B incorpora elementos históricos, como el campanario de la iglesia parroquial del siglo XVII, demostrando un enfoque respetuoso a la hora de integrar una nueva estructura en un paisaje de valor cultural y natural.

los grandes ventanales garantizan una conexión perfecta entre el interior y el exterior