andrew trotter revitaliza una granja histórica en la idílica campiña italiana

Pintoresco en puglia

El despacho barcelonés Studio Andrew Trotter presentó una renovación recién terminada llamada ‘Casolare Scarani’, situada en la campiña de Apulia. El proyecto surgió después de que el arquitecto y su amigo descubrieran la histórica casa por casualidad mientras conducían por Carovigno, y la reconocieran en un listado. ‘La casa era preciosa, antigua, con mucho carácter y no demasiado grande’, explica Trotter a designboom.

Aunque la casa se encontraba en deterioro desde hace años, poseía un encanto innegable, con su piedra rústica y las espectaculares bóvedas interiores. Los dos amigos decidieron revitalizar la casa con sensibilidad y modernidad para convertirla en un sereno refugio en la campiña italiana.
imágenes © Salva López | @salvalopez

Casolare Scarani: la casa de campo

La Casolare Scarani de Studio Andrew Trotter se encuentra en la campiña de Apulia. Esta zona está salpicada de pequeñas lamias, que son cobertizos de piedra utilizados para almacenar equipos, y grandes masserias, fincas históricas que en su día pertenecieron a ricos terratenientes. ‘Fue bastante inusual encontrar un edificio con el estilo de una masseria, pero del tamaño de una pequeña villa’, explica Andrew Trotter, fundador del estudio.

‘Descubrimos que el edificio era originalmente una escuela para niñas y que tenía una larga historia con los lugareños. Fue abandonado a principios de los 60 y nosotros lo devolvimos a la vida con mucho cariño. Era una joya’.

Aunque el equipo de diseño estaba considerando otros proyectos cuando descubrieron la casa de Apulia, decidieron no comprarla para ellos. En su lugar, la recomendaron a sus clientes, que se enamoraron de ella, tal como los arquitectos esperaban. Tras nueve meses de reformas, Casolare Scarani quedó terminada.

LA Renovación po studio andrew trotter

El estudio Andrew Trotter renovó con delicadeza esta histórica granja italiana, asegurándose de conservar la patina exterior en la medida de lo posible. Junto con los clientes, el equipo pasó días raspando años de pintura resquebrajada, dejando al descubierto la hermosa piedra del pórtico. Los interiores se repellaron por completo y se contrató a un artesano local para que fabricara su propio enlucido de cal y pinturas a la cal. A lo largo del pavimento, se recolocaron las viejas piedras y se añadieron nuevas piedras de chianca a juego. Mientras tanto, el garaje original se convirtió en cocina, la caseta del burro pasó a ser lavandería y se añadieron dos nuevos bloques en la parte trasera de la casa para dos dormitorios en suite.

el abovedado se preservó cuidadosamente las superficies interiores deterioradas se retiraron y se volvieron a repellar